Ensalada de tiros en Calth

Bueno, vengo a hablaros de la última novela de La Herejía de Horus que me he leído. Podéis observar que cada vez mis reseñas van más espaciadas de la fecha de publicación de estas novelas. Y es que ya no tengo ese ansia de los  primeros libros, por saber más y más. 

Y esta novela es otra más. Otro planeta arrasado por los malvados, otra legión traicionada por sus hermanos de armas, y otra resistencia heroica frente a la adversidad. En este caso los protas son los ultramarines. Es una Legión de la que no hay mucho que rascar, ya que su forma de ser es totalmente plana. Abnett lo sabe.  Y ha obrado en consecuencia.

El autor se ha centrado en la acción. Narración en presente, capítulos marcados por señales horarias, y poca o ninguna profundidad a la hora de tratar a los personajes ultramarines. El único dilema que parecen tener todos los soldaditos azules es sacrificar su racionalidad por sus deseos de venganza. Parecen más mecánicos que los propios miembros del mechanicum. (De hecho, en un momento dado, una servidora muestra más sentimientos que un ultramarine.) Para terminar lo sazona todo de acción, y a correr. Un libro divertido, pero totalmente de relleno. 

Lo mejor de la novela es que Abnett esta hilando una subtrama, poco a poco, que hunde sus raíces en Legión, y que promete novedades interesantes en el trasfondo de la Herejía. Por cierto, esta linea narrativa no tiene nada que ver con los chicos de Guilliman. 

Es un libro escrito para los fanáticos de la XIII Legión. El resto veremos en él un tomo entretenido, no está mal escrito, pero un poco hueco, vacío. Ni siquiera, las secuencias estilo Pearl Harbour, ni las apariciones de Roboute nos salvan de esto. Cuando lees esta novela, tienes la sensación de estar en una de esas películas de vaqueros en la que el séptimo de caballería llega en el último momento para salvar a todos de los indios. 

Y aquí los Portadores hacen bastante el indio, y los otros siguen vistiendo de azul.